VIVIR SIN GLUTEN.
El uno por ciento de la población
mundial, de todas las edades, es celíaca, es decir, reacciona a la proteína de
las semillas de trigo, cebada, centeno, espelta e, incluso, avena. La ingesta
provoca una reacción inmune e inflamatoria que afecta al intestino delgado y
provoca que no se absorban bien los nutrientes. La enfermedad celíaca tiene síntomas muy variados. A las habituales diarreas,
vómitos, cambios de peso o apetito, dolor abdominal... se une también
alteraciones del carácter y hasta del ciclo menstrual. Esa variedad de síntomas
complica el diagnóstico, de manera que 1 de cada 4 afectados no sabe que lo es,
no está diagnosticado. Si se observa que un niño pierde peso, no
crece, no tiene apetito y su abdomen está hinchado. Hay que consultar al
médico: puede ser celíaco.
El único tratamiento posible, una
dieta libre de gluten Cada vez hay más productos para celiacos, pero son
muy caros. La cesta de la compra de una persona con enfermedad celíaca puede
ser 1.500 euros más cara que la de otra que no lo es. Y considerando que es una
enfermedad con componente genético, más de un miembro de la familia también
tendrá que comer sin gluten, con el consiguiente encarecimiento del
presupuesto. Por cierto, esta es una pista, el antecedente familiar, para
alertar al médico de que una persona pueda ser también celíaca. El precio de
los productos sin gluten, lleva a las asociaciones de pacientes a reclamar
ayudas, para poder adquirir productos de primera necesidad.
Investigadores españoles del Centro de Investigación biomédico en
red-fisiopatología de la obesidad y la nutrición (CIBEROBN), de la Universidad Rovira y Virgili y del Instituto de
investigación sanitaria Pere Vigili, han comprobado que la dieta de los
celíacos es más rica en grasa, azúcares y proteínas, que la de los que no lo
son. Y es deficitaria en micronutrientes como ácido fólico, magnesio, hierro y
calcio. Por eso recomiendan la educación nutricional, muy importante, sobre
todo en los niños. Los investigadores sugieren que el alto precio de los
productos sin gluten y a veces ser poco apetitosos, hacen que los celíacos
consuman otros alimentos.